28 noviembre 2007

Cumple Nº4 de Fede






Bueno, a pedido del público y de otras personas, acá va un petit compilado de lo que fue el cumple número 4 de mi querido hijo Fede.

Dicen que algunas imágenes valen mil palabras, pero en este caso no existen las palabras ni las imágenes que expresen realmente lo que siento y lo que sentimos junto a Vale, al ver crecer a nuestro amado hijo.

Fede, te amo y aunque todavía no sepas leer... sé que lo sabés y, sobre todo, lo sentís.

23 noviembre 2007

Y un día volví a volver...


Ahora que se hizo nuevamente la luz (la conexión), no voy a continuar con la cuerda de hablar pestes de Speedy y sobre todo de cierta señorita de la parte Comercial a la que su excelente mala predisposición para el diálogo humano deja en evidencia la ausencia de una necesaria alegría en su ser (aunque sea una speedy alegría, jajajajaja).

Es obvio que en estos innumerables días (unos innumerables cincuenta días) han pasado muchas cosas, y lo mejor de todo es que seguirán pasando, pero lo importante es poder continuar, es no perder el objetivo ni las ganas ni todo lo demás que anda perdiéndose por ahí.

Durante estos días de ausencias obligadas, mi amado hijito cumplió cuatro años y todos sus amiguitos del jardín dieron el presente llenando todo el lugar de sonrisas y alegrías.

Antes me hice una escapada a Bolívar para ver a mi viejo. Había pasado un año y medio desde la última vez que anduve por allá y en los últimos tiempos surgieron algunos desarreglos que me pareció oportuno charlarlo con mi papá porque, después de todo, era algo entre él y yo.
El balance final fue que si me hubiese quedado en mi casa y no hubiese viajado… habría sido un tanto mejor.

El surgimiento de nuevas amistades fue lo mejor de un nuevo trabajo temporario que apareció para darle una manito a Papá Noel.
Y la sorpresa fue la aparición de disculpas de una antigua amistad que se había quebrado y que, aunque todavía no se restauró, ya se pasó la barrera que deja ver cierta humanidad de algunos seres… humanos.

Durante estos días de desconexión me di cuenta que el promedio de mirada televisiva semanal en mi casa es de… dos horas.
Sip, nada más que dos horas y eso se debe a TVR (programa de archivos sobre los sucesos semanales).

También aproveché a leer “El perfume”, y en el medio descubrí el juego de mesa “Abalone” (gracias Pablo).

Y descubrí que aunque algunas veces no sirve de nada, más allá de “La importancia de llamarse Ernesto”, lo conveniente que resulta hablar en un tono amable y educado, y sobre todo cuando estamos en presencia de los más pequeñitos, y muchísimo más si entre ellos está nuestro hijo.
(claro que algunas “personas” como esa idiota del sector Comercial de Speedy se merece que le diga que tenga cuidado de no morderse la lengua con el culo, entre otras “delicatesen”)


Bueno, confieso mi alegría por la conexión, no sólo al mundo de hoy, sino también con todos ustedes.
Gracias por la espera.
Hasta la próxima…

Gasper