30 diciembre 2006

Te deseo...

que puedas abrir la puerta (y ventanas) para ir a jugar
que los lunes no parezcan días lunes
que las miradas siempre tengan algo más para decir
que la mariposa y el dragón vuelen alto, muy alto
que las casas se transformen en hogares
que no sólo al volver de Roma se encuentre al amor
que la imagen en el espejo no sea tan sincera
que las llaves no se escondan cuando estamos apurados por salir
que la yerba mala se muera apenas brote
que el champagne las ponga siempre mimosas
que los sueños nos invadan también cuando nos encontramos despiertos
que nos volvamos a (re)encontrar
que el último no sea siempre el que apague la luz
que los buenos momentos duren mucho más que esos momentos
que las cadenas se rompan y las reglas se quiebren
que los pasajes sean de ida y de vuelta
que los ángeles vuelen bajito
que el viento no despeine ni se lleve las palabras
que la ruta del salmón se presente siempre como una buena alternativa
que la salud no arruine al cigarrillo
que los errores no sean horrores
que los platos voladores vengan desde otros planetas y no desde la propia cocina
que la felicidad no resulte tan extraña
que a los animales salvajes no les entreguen licencias para conducir ni libertades bajo fianzas
que por las noches descubramos en el cielo el paso de estrellas de mar
que los buenos recuerdos no se olviden
que de vez en mes la vida no se complique
que los carnavales duren toda la vida
que la luna siga manteniendo su lado oculto
que los golpes sean solamente de suerte
que sepamos de qué hablamos cuando hablamos de amor
que falten siglos para tener que usar el traje de madera
que siempre llegue la calma después de la tormenta
que exista el amor después del amor después del amor después del amor después del amor
que aunque estén desafinados lo latidos se sigan escuchando
que siempre se encuentren maneras de acortar las distancias
que los amigos sean el tesoro más preciado
que la paz no se encuentre solamente en Bolivia
que las almas sepan curar sus heridas
que las sonrisas no se diluyan
que las pasiones y las razones sigan dando sus razones con pasiones
que las lágrimas sean siempre de emoción
que me encuentres cada vez que me necesites
que siempre exista una buena historia que contar
que cada día sea un nuevo día
que las despedidas sean con un hasta luego
que se cumplan todos tus deseos

24 diciembre 2006

Felices Fiestas!


Hagamos el paz

Hagamos la amor

17 diciembre 2006

Yo no sabía...


Yo no sabía...

Camino por esa calle de viejos adoquines gastados por el tiempo.
Un tango suena a los lejos, y todavía no es la hora.
Llego a la esquina donde doblan las veredas.
Tengo dos alternativas, una de cada lado. La primera con la mirada clavada en el horizonte y la otra con el pasado que voy dejando.
El semáforo que muestra la señal verde para cruzar toma la decisión por mí.
Sigo mis pasos por el camino que me lleva.


Yo no sabía...

Apenas había cruzado la calle (la misma calle cruzada tantas otras veces) cuando apareciste doblando por la misma esquina que yo antes había recorrido.
Tu andar bello y tu figura única.
Tus ojos de mirar profundo y tu pelo revuelto por los buenos aires.
Tu amor que pudo haber sido tan mío como mío el tuyo.
Vos y yo amándonos por los siglos de los siglos que quedan por delante.


Yo no sabía...

Pasamos por la esquina de los amores que se desencuentran.
Por eso nunca supe de tu existencia ni vos de la mía.


Yo no sabía...

Pero esa esquina (maldita esquina) fue la que nos impidió conocernos y amarnos, mi vida.

14 diciembre 2006

Camisetas cambiadas

Te puedo asegurar que no tiene nada,
absolutamente nada...
de gracioso.

10 diciembre 2006

El tiempo...

y conozco algunas mañas
con las que me despiertas cada una de las mañanas
nada cambió desde aquel mes de un año impar
en que enfundada en tu traje de ocasión
dejaste tus ojos clavados en mí
y los corazones comenzaron a funcionar

pero éramos tan chicos
jugando un juego de grandes
que nos mareamos a la primera vuelta
y nos abandonamos en un jardín casero
entre lágrimas que no tendrían nada que ver
con las que tiempo después aparecerían

pero hoy ya no es ayer
y nadie sabe mañana qué día será

los caminos tomados fueron líneas paralelas
con la rebeldía de haberse encontrado
en el punto exacto de la inexactitud
y las agujas de los relojes retrasando
durante el encuentro en el café de la esquina
diciendo algo diferente a las verdades de nuestras miradas

y otro tiempo al tiempo después
somos los mismos de siempre
pero tan diferentes
con las marcas de una batalla interminable
entre el deber, el querer, el ser o no ser
y sin embargo otra vez frente a frente
y tu mirada clavada en mí
y los corazones que nuevamente comienzan a funcionar


pero hoy ya no es ayer
y nadie sabe mañana qué día será


07 diciembre 2006

Carta a Clara Toria

Amigos del mundo (a esta altura ya me permito llamarlos de esta manera, espero que ustedes también me lo permitan):
Antes que nada quiero agradecerles por los saludos efectuados por el último escrito.
Y después de todo quiero aclarar algunas dudas que surgieron sobre la hora.

La persona que está en la última foto es mi abuelo.
Se llama Héctor y se fue hace catorce años.
Hace un año y medio mi abuela Elvira también se fue, seguro al mismo lugar.



Ellos dos, por esas cuestiones mágicas de la vida, me criaron y fui creciendo la mayor parte del tiempo junto a ellos.
Siempre dije que los dos, sin querer ser profesores de vida, me enseñaron lo que considero más importante hoy en día, que es la sonrisa, el humor, ser buena persona, actuar siempre con honestidad y buena fe, etc.
Cada vez que hablo de ellos (siempre encuentro una buena excusa para hacerlo) digo que si hoy sé reirme, es gracias a toda la felicidad que me supieron dar los dos.
Mis abuelos son mis viejos, mi mamá y mi papá, y siempre voy a estar agradecidos por haberlos tenido en mi vida, que se hizo vida gracias a ellos.

Tengo cientos de recuerdos maravillosos de mis paseos, de mis fines de semana, de mis viajes y encuentros, de muchos de los mejores momentos de mi vida que, no es una casualidad, tuvieron mis abuelitos mucho que ver.

A decir verdad, no me gustan los recordatorios de días de partidas, pero es irremediable que esa fecha exacta uno maldiga en silencio ser un aniversario triste, de las lágrimas más dolorosas que han caído naturalmente. Pero además, no necesito fechas especiales. Cuando me levanto a la mañana y me miro en el espejo, ya los tengo presente, en el mejor sentido.

Quizás con mi abuelo sufrí más porque cuando él se fue yo tenía 17 años. Recién estaba comenzando a descubrir un mundo nuevo y me quedaron muchas cosas por compartir y disfrutar.
Por otro lado con la abuela fue distinto porque pocas horas de irse, como siempre, nos dijimos al oído todo el amor que nos tenemos, así es que no quedó nada pendiente, por lo que las lágrimas derramadas fueron solamente por el enorme extrañar.

Bueno, no son tiempos para estar tristes. Yo no lo estoy y no quiero que piensen eso.
Pero esto sirvió también para llegar a comprender un poco de la magia y alcance de este mundo blogero que hace poco comencé a habitar y recorrer con tanta felicidad.
También para poder sentirlos a todos ustedes tan cercanos.
Para que mis abues sigan sabiendo lo que sé que ya saben.
Y para que si ustedes todavía lo tienen cerquita, les den un beso enorme y les digan cuántos los quieren.

(y si no es a los abuelos, a los que tienen cerca, ya sean amigos, hijos, parejas, hermanos, primos, padres, sobrinos, y todos los demás parentezcos que podamos inventar para la ocasión)

Les mando un beso grande para todos ustedes, y para los que están más allá también.

Gasper

05 diciembre 2006

Un mal día (14 años después)

Estoy llorando...





Las nubes hoy vuelan bajo


No te veo





Por eso es que estoy llorando...

02 diciembre 2006

Una sana costumbre


...y quizás me encuentre andando en la dirección contraria
como siempre
como una sana costumbre