17 diciembre 2008

Chauuuuuuu

Para ser sincero, no es con lágrimas en los ojos, pero sí con una molestia acá en el alma.
Es que con el correr (andar, caminar, arrastrar, volar) de los tiempos, aprendí que todas las historias tienen un final. Para bien o mal se acaba y por alguna otra parte vuelve a renacer, a comenzar.

Pálidos reflejos” me llenó de satisfacción.
Por acá despunté el placentero vicio de la escritura tan íntima y ficticia como lo fuera posible.
Poemas, historias, cuentos, reflexiones, secretos, pedacitos de vida, todo fue reflejado sin palidez alguna en este humilde barrio de letras.

Sin embargo, atrapado en un reloj de arena sin vista al mar, los tiempos jugaron en contra y las palabras sin escribir se fueron llenando de telarañas y la tinta china la tenía prohibida.

En el corazón guardo las personas y personajes que fui conociendo cruzando calles y océanos.
Desde barrios cercanos hasta el sur del país.
Desde la madre patria española hasta el padre patrio estadounidense.
Desde una Bolivia que crece hasta una Cuba que sigue luchando.

Todos, absolutamente todos, me han enriquecido con sus historias de vida en el planeta.

Gracias por haberme dejado compartir la grandeza de mi hijo Fede, el orgullo de mis queridos (ex)alumnos, el amor durante el amor, las subidas y bajadas personales, los cuentos con rimas, los poemas brutales, las reflexiones insomnias, los ritmos del corazón.

Sip, me estoy despidiendo en este (oh, casualidad) post Nº 100.
Pero como ya es una sana costumbre, no con un adiós, sino con un hasta luego.
Es que no dudo en que nos reencontremos por algún otro lugar mientras el mundo siga girando y nosotros continuemos con nuestros respectivos corazones marcando el paso al caminar.

25 septiembre 2008

Ella y él


Ella se pierde en los jardines
Él se pierde en la ciudad
Ella se busca en los espejos
Él se busca más allá
Ella no quiere ser humana
Él no quiere ser un simple mortal

Ella lo quiere amar
Él la quiere amar

Ella no sabe qué es gozar
Él no sabe qué es matar
Ella quiere sentir
Él quiere vivir
Ella no quiere temer
Él no la quiere perder

Ella lo quiere amar
Él la quiere amar

Ella no se va a ir
Él no sabe por dónde seguir
Ella tiene ganas de viajar
Él la quiere acompañar
Ella no quiere más sufrir
Él sólo quiere ser feliz

Ella lo quiere amar
Él la quiere amar


Alguien les tendrá que avisar...

12 septiembre 2008

Con empuje

Por cuestiones del tiempo y de la vida (me refiero más precisamente a estar harto de los cambios climáticos y los sopapos a la vuelta de cualquier esquina) es que estoy pensando (muy) seriamente en depender de mis propios errores y no de los aciertos ajenos. Pendiente de terceros de cuarta me olvido de mis segundos de primera.

Estos días estuve haciendo cuentas, estudios de mercado, sacando posibilidades, y tramando mil y una formas de poder cumplir con mi cometido… Un petit emprendimiento que no sea tan petit.

Y casualmente, o por esas jugarretas del autor del destino, anoche me llegó por correo una historia que me dejó casi sin dormir ya que sentí que iba dedicada enteramente hacia mí, y así me quedé buscando la solución para el problema primario de la pequeña suma que permita el puntapié inicial.

Comparto con ustedes la historia que me mandaron:

Un millonario estaba dando en su mansión una de sus habituales fiestas en la que no falta nada y por esa razón no falta nadie a las mismas.
El tipo (como para que se hagan una idea) tenía un auto para cada día de la semana, casas en distintas partes del mundo, y demás gustos monetarios. Pero una de los más extravagantes que poseía, era un estanque disfrazado de laguna pantanal, donde criaba sus admirados (y salvajes) cocodrilos.
Como los exquisitos vinos y el champagne frío y burbujeante no tenían fin y ya habían logrado su efecto, el anfitrión tomó la palabra y ante la aguda atención de sus invitados anunció que aquel que se atreva a cruzar a nado la piscina y llegar sano y salvo al otro lado, se hará acreedor de gran parte de sus autos, casas, y demás fortunas.
En eso se escucha el sonido de alguien que se zambulle y comienza una furiosa pelea entre la vida y la muerte.
Los cocodrilos avanzan para alcanzarlo y el hombre lucha por sobrevivir.
Sus fuerzas parecen desvanecerse pero consigue golpear a las bestias que quieren saciar su apetito carnívoro.
Finalmente, y luego de unos minutos eternos, el hombre llega, deteriorado pero con vida, al otro extremo de la orilla.
El excéntrico millonario lo saluda y felicita por su valentía y le ofrece sus premios. Pero este, para sorpresa de todos, anuncia que no quiere ni sus autos, ni sus casas, ni sus millones.
—Pero entonces, ¿qué es lo que quiere?
Empapado y casi sin poder hablar, responde:
—Encontrar al pedazo de hijoderemilputa que me empujó al agua.


La moraleja sería que somos capaces de realizar muchas cosas que no imaginamos.
Sólo necesitamos de un empujoncito.
(y a veces también de algún hijoderemilputa)


Ahora habrá que ver que sale de todo esto, ya que estoy muy entusiasmado, y además… (¡¡¡Siento que me están empujando!!!)

26 agosto 2008

Ser o no ser... blogger


El título de este post se debe, simplemente, a que por los tiempos que imperan entre la familia, el trabajo y otros relojes propios, se me dificulta la escritura pública y, mucho más, las visitas que solía hacer por los barrios amigos, es decir, por los otros blogs.

Entiendo que a partir de mi presente ausencia, muchos hayan abandonado también sus visitas por estas tierras, por más que sepan que siempre dejo la puerta de este lugar sin llave alguna. Y esto no se debe a una venganza, a un enojo, o algún efecto negativo, sino que en el mundo blog existen ciertas reglas no escritas que uno debe cumplir.
Y una de ellas es la visita y el comentario escrito obligado.

Obviamente que cuando yo realizaba cada una de las visitas no lo hacía por obligación alguna, y mucho menos dejaba comentarios para felicidad del dueño de casa, sino que hacía el recorrido de mis lugares elegidos y dejaba expresado por escrito mis sentimientos luego del disfrute (mental o pasional) de cada uno de los post de diversos autores.

Por favor, esto no es ningún reproche a nadie (de hecho a veces recibo mails de blogueros que me preguntan por mi existencia y demás), simplemente quería decirles-explicarles-contarles la causa de mis agudas ausencias y que seguiré escribiendo por más pausado e íntimo que esto se vuelva, ya que para mí, la escritura y la lectura es un placer exquisito.

Es por eso que espero que algunos tiempos se acomoden para seguir disfrutando más seguido de la escritura propia, pero sobre todo de la de ustedes, que me permiten el viaje por paisajes tan personales e interiores.

Entonces será hasta la próxima…
Hasta luego!

01 agosto 2008

desde el mar



salgo del mar
de mi casa en el mar
en el fondo del mar
con las valijas mojadas en mis manos
dejando las huellas más profundas de mi existencia
después del adiós que me gritaste en la cara

las olas enormes (allá arriba)
iban y venían
como las dudas que ahora se avecinan
y me arrojan a la arena
de una costa argentina

los turistas sin sombrillas
me miran sorprendidos y se preguntan
cómo hice para perderte a vos y a mi antiguo mundo
mis pasiones sin razones tienen la respuesta
deseaba un último deseo
y me alejé sin darme cuenta
al paso de una fugaz estrella de mar

ahora no es extraño que te extrañe
ni que me caigan lágrimas de sal
recordando la noche de tormenta
en que nos dimos aquel último beso salado
que hoy quedó tan atrás en el tiempo
y tan presente en mi agudo pensamiento

no te miento
si te digo que hoy me arrepiento
de los tiempos que me dejé atrapar por otras redes
tan resistentes a mi débil mente
y se ahonda mi pena
(maldita pena)
al saber que
finalmente
te perdí para siempre
mi amor
mi querida y adorada sirena

15 julio 2008

Tan frágil


Llevo 33 años ininterrumpidos viviendo sobre este planeta.
Y la vida, ya desde temprano, me ha entregado con suma puntualidad esas lecciones que duelen de sólo recordarlas.
Amorosos desamores, golpes certeros, traiciones de frente, mentiras verdaderas, pérdidas perdidas, y algunos extras más.
Ojo, las cosas buenas de la vida (de mi vida) son muchísimas más que las otras no tan buenas, pero las marcas siempre andan por ahí.
Los amigos cercanos, la familia construida, los sueños realizados, son certezas de que hubo aprendizajes y de que las luchas, aunque parezcan eternas, nos demuestran lo vivos y enteros que estamos.

Pero anoche…
Ayer mi hijo Fede andaba con fiebre y la temperatura no bajaba.
A medianoche, se despertó y sus 40º y monedas le dibujaron alucinaciones que lo llenaron de miedo.
No tenía forma de combatir esos fantasmas imaginarios, sólo podía abrazarlo y asegurarle que estaba a buen resguardo juntó conmigo y a Vale, que en la habitación estábamos nada más que nosotros tres.
Por suerte logró calmarse y dormirse, y la fiebre no volvió a molestarlo en el resto de la madrugada.

Me costó dormirme, pese a saber que hoy había que recontra madrugar.
Estuve largas horas dando vueltas en la cama con los ojos llenos de lágrimas.
Es que me sentí extremadamente frágil al sentir que no podía luchar contra esas alucinaciones de mi hijo provocada por la alta fiebre.
Entre tantos aprendizajes de los que hablaba al principio, y todavía nunca no se me había explicado sobre el agudo dolor que se siente cuando un hijo sufre, lo extremadamente frágil que uno se siente al no poseer pociones mágicas, y lo que daría en ese momento por que ese sufrir lo padezca uno y no esa personita a la que sólo queremos llenarla de amor.


Es increíble pero, pese a las experiencias obtenidas a lo largo de mis tres décadas y pico, jamás me sentí tan frágil como anoche, entre el llanto de mi hijito y esos fantasmas que lo molestaban.


(Fede, te amo y te amamos y siempre vamos a estar a tu lado para llenarte de mimos y defenderte de los feos monstruos que vengan a visitarte sin permiso)

02 julio 2008

Los Fabulosos Cadillacs (el regreso de mi banda)



Allá por 1984, contando con apenas nueve años, recuerdo haber sintonizado una radio y escuchar una fabulosa canción. O quizás no tan fabulosa, pero a mí me produjo un sacudón en mi ser.
Se trataba del más puro y desafinado ska interpretado por una banda nueva llamada "Los Fabulosos Cadillacs".
A los pocos días ya tenía el disco en casa (el cassette) y de ahí en más nos hicimos inseparables, la banda y yo.

Siempre conté entre mis amigos que hubo una extraña conección entre Los Cadillacs y yo, como si cada uno de los discos que sacaban fueran música de fondo para la vida que iba teniendo en cada uno de esos precisos momentos, mientras yo avanzaba por este mundo giratorio y sus esquinas dobladas.

Cada presentación, cada nuevo disco, cada reportaje, cada encuentro con alguno de ellos, era muy significativo. Y así fueron apareciendo algunos cuadernos donde se guardaban entrevistas o VHS en recitales que me regalaban a través de las pantallas o cintas con los recitales a los que asistía y que alguna radio transmitía en vivo y en directo.
También algún rincón de paredes desnudas se vieron vestidas con imágenes seleccionadas del fabuloso grupo.


Ahora, seis años después de aquella despedida, y (re)encontrándonos tan maduros todos y con sus vidas cambiadas (yo casado y con un hijo de cuatro años y medio), volvieron a unirse Los Fabulosos Cadillacs.
Y aunque los cuadernos hace rato están archivados y las paredes tienen otras vestimentas acordes a los nuevos tiempos, ayer, ante los primeros acordes que anuciaban el regreso de mi banda preferida, no pude dejar de sentir la emoción de esa música que me acompañó, se podría decir, desde siempre.

Aunque en realidad todo haya comenzado a mis nueve años cuando de manera fortuita escuché la primera canción de ellos a través de una radio cualquiera.

24 junio 2008

Sólo un sueño

Un día cualquiera. La ciudad como siempre.
Una sombra difusa caminando por la vereda de enfrente me llama la atención y me detengo a observarla.
De pronto descubro que se trata de mi suegra, y casi al mismo tiempo veo caer desde las alturas un piano sobre ella.
No escucho el impacto, pero sí música clásica que comienza a sonar invadiéndolo todo.
La gente indiferente se reúne a presenciar el desastre, la tragedia.
Un enorme piano destrozado y debajo una vida ya sin vida.
Y despierto…


Ya sentado sobre la cama siento todavía la agitación del inconsciente y de inmediato, lleno de angustia, comienzo a llorar.
Mi esposa se sobresalta al escuchar mi llanto y me pregunta qué me sucede.
Le cuento el sueño que acabo de tener sin poder dejar de temblar.
–Amor, no te preocupes –me dice ella intentando calmarme–. Fue sólo un sueño.
–Es que parecía tan real –le respondo como puedo–, y es por eso que lloro. Porque fue sólo un sueño, sólo un hermoso sueño.

09 junio 2008

Tan simple...


como elegir la película de la noche
como el nuevo mate de cada nuevo día
como poner el disco apropiado para el momento
como algunas letras escritas
como las palabras dichas al oído

como cocinar una hamburguesa
como un cigarrillo encendido
como la vida de un gato
como una taza de café (con crema)

como dormir y soñar
como despertar y soñar
como soñar

como reír sin culpa y con gracia
como hacer el amor con amor

como nosotros dos

27 mayo 2008

Un 25 de mayo distinto


...y aunque este 25 de mayo, según dicen algunos medios, el país haya estado dividido entre los que apoyan al gobierno, entre los que están con los productores agropecuarios, y los que se muestran indiferentes ocupados y preocupados en sus propias vidas, Vale y yo vivimos un día patrio diferente...


Claro, es que en el Jardín se hizo la fiestita correspondiente y más allá de los bailes modernos y los cantitos de época, Fede fue escolta sosteniendo la bandera de la escuelita.


Y mientras algunos repartían escarapelas celestes y blancas, nosotros desparramábamos lágrimas emocionadas desde lo más profundo de nuestros corazones.


(no existen las palabras
que puedan expresar la exactitud
de todo lo que te amamos, querido hijo,
y lo inmensamente feliz que nos hacés a todos)

20 mayo 2008

Tiempos modernos

Nada más le pregunté la hora...





Pero no tenía tiempo para responderme.

13 mayo 2008

Como el Félix


…y acá estoy regresando después de tanta ausencia presente, después de los ánimos sin vuelos arrastrándose por los suelos, después de haberme ido a ninguna parte y sin embargo haber estado tan lejos del barrio del que nunca me fui (ni del que me volveré a ir).

Antes que nada, y creyendo entender que además de una variedad de escrituras, cada blogger pone su corazón en lo que escribe y en lo que alcanza a leer en los otros barrios, debo pedirles disculpas por esa “especie de” despedida sin tiempo a decir: adiós.
Pero sucede que se trató, justamente, de una ausencia de tiempos que me hirió profundamente en mi ser, porque estaba sin ustedes y este lazo cibernético, pero también estaba sin mi familia, sin mis amigos, y hasta sin mi sombra.
Todo debido a un trabajo que salió y del que terminé la semana pasada salido con algunas heridas humanas.
Porque como me dijo el otro día mi amigo WOLF (y merece las mayúsculas por la clase de persona que es y la fiel amistad): “No busques el laburo perfecto”.
Sin embargo yo nada más buscaba, y lo sigo haciendo, que los seres humanos sean cada vez menos seres y más humanos. Pero me topé con un par de “jefecitas” que dejan muy mal parado a los habitantes de este bello planeta giratorio.

De todas maneras acá estoy, nuevamente con las letras apareciendo delante de mí y con la esperanza aferrada en mi bolsillo para seguir avanzando por el camino, por ese camino que sólo se hace al andar.



Simplemente estoy regresando (una vez más), y agradeciendo la fidelidad de los que siguieron acercándose por el barrio preguntando dónde m… andaba que no se me veía.
Y yo andaba, precisamente, intentando atrapar los tiempos que me permitan volver a ser aquel que nunca dejé de ser por ser parte de todo mi ser.

Ahora los dejo, pero sólo así me afeito un poco y estoy presentable para ir a visitarlos.

Hasta la próxima…
(que será más que en breve)

Gasper

13 marzo 2008

Pensamiento mortal

Recuerdo cuando mi abuela miraba las películas bicolores por el canal Volver, y cada actor y/o actriz que aparecía en la pantalla, ella decía: “ese ya se murió”, y yo no le daba mucha importancia porque en su mayoría no conocía a ninguno.

Pero ahora es distinto…

Tengo 32 años y desde hace rato que cuando muere alguien famoso-popular-conocido me produce una terrible sensación de angustia, porque más allá de que sean más grandes que yo, no dejan de ser contemporaneos a mí.
Por alguna razón me han acompañado desde la lectura, música, o a través de la pantalla.
Ayer fue Jorge Guinzburg, pero antes “el negro” Fontanarrosa, o Juan Castro, o Alberto Olmedo, o Pappo, o tantos otros que ya son parte de mi vida porque, sencillamente, los conocí durante esta vida.
No sé, pero más allá de que la idea no es obsesionarse con la muerte, uno no puede dejar de pensar que los que ahora comienzan a irse son seres que, de una u otra manera, nos resultan tan cercanos que cada despedida forzada es un nuevo dolor.

05 marzo 2008

Felicidad!

Hace unos días nació la hija de mi amiga Julia, y dentro de otros pocos días nacerá el hijo de mi amigo Nico.
Digamos que dentro del grupo de amigos rondando y pasando los 30, ya hay varios bebés apareciendo en nuestras reuniones y siendo tema de conversación entre unos y otros.

La cuestión es que la semana pasada me llegó al correo un texto que me hizo emocionar.

Muchos de ustedes ya saben del AMOR INCONDICIONAL que tengo por mi hijo Fede, y justamente este escrito trata sobre el tema.



Es por eso que quiero compartirlo con ustedes.
Si ya son padres van a comprender cada una de las palabras.
Y si todavía no tienen hijos pero van a convertirse en padres... les sugiero que lo lean y lo guarden, porque aunque resulte extraño de entender, les puedo asegurar que no hay una pizca de exageración en lo que sigue a continuación.

Espero que lo disfruten...


Estábamos sentados a la hora de almuerzo cuando mi hija casualmente mencionó que ella y su marido estaban pensando en "formar una familia". "¿Vos creés que debería tener un bebé?", preguntó.
"Te va a cambiar la vida" dije yo, intentando mantener un tono neutral.
"Ya sé" dijo ella, "no más dormir el fin de semana, no más vacaciones espontáneas", pero no era exactamente a eso a lo que yo me refería.
Miré a mi hija, tratando de decidir qué decirle...



Quería contarle que las heridas físicas de tener un bebé sanarían, pero convertirse en madre le dejaría una herida emocional tan grande que la haría para siempre vulnerable.
Quería decirle que nunca más leería el diario sin preguntar: "¿y si ese hubiera sido MI HIJO?".
Que cada caída de avión, cada casa que se incendia, cada accidente de tránsito la van a perseguir.
Que cuando vea una foto de un niño hambriento, se preguntará si no hay nada peor en la vida que ver a tu propio hijo morir.

Que convertirse en madre la reducirá al nivel más primitivo donde lo más importante es proteger a su crío.
Que el llamado urgente de "mamá!!!" hará que deje caer su fuente de cristal más fino sin dudarlo un segundo.
Me gustaría advertirle que sin importar cuantos años ha invertido en su carrera, serán descarrilados por la maternidad.

Podrá contratar a alguien que lo cuide, pero algún día tendrá que ir a una importante reunión y recordará el dulce olor de su bebé.
Cualquier decisión que tome en el trabajo, la repensará constantemente como madre.
Tendrá que endurecer su corazón para no volver corriendo a casa, solo para asegurarse de que está bien.
Quería decirle a mi hija que las decisiones comunes de cada día ya no serán rutina.
Que la decisión de un niño de 5 años de ir al baño de varones en Mac Donald's en vez de el de mujeres será un problema gigante.
Es que en medio de las bandejas y los gritos de otros chicos, los asuntos de independencia e identidad de género chocarán contra la idea de un pedófilo esperando en ese baño de varones.

Mirando a mi atractiva hija, le quería asegurar que eventualmente perderá los kilitos de más del embarazo, pero nunca más se sentirá igual consigo misma.
Que su vida, ahora tan importante, pasará a segundo plano una vez que su bebé haya nacido.
Ahora, que ella daría su vida en cualquier momento por salvar a su bebé, también comenzará a pedir por más años de vida, no para cumplir sus sueños, sino para ver los de sus hijos cumplidos.
Quería decirle que la cicatriz de la cesárea y las estrías se convertirían en sus medallas de honor.

La relación de mi hija y su marido cambiará, pero no de la manera que ella piensa.
Ojalá ella entendiera cuánto más se puede amar a un hombre que es cuidadoso para poner talco a su bebé o que siempre tiene tiempo para jugar con él.
Quiero que sepa que se volverá a enamorar de su marido por razones que ahora encontraría muy poco románticas.

Quisiera que ella pudiera sentir el lazo que tendrá con otras mujeres que han tratado de detener guerras, acabar con los prejuicios y no manejar bajo los efectos del alcohol.
Quiero describirle a mi hija la felicidad que se siente al ver a tu hijo aprender a andar en bicicleta. Quiero capturar para ella la risita divertida de un bebé cuando toca por primera vez el pelaje de un perrito o de un gato.
Quiero traspasarle esa alegría.

La mirada interrogante de mi hija me hizo notar lágrimas en mis ojos.
"Nunca te arrepentirás", dije finalmente.

Me acerqué a ella, apreté sus manos y le deseé lo mejor, ya que había recibido el más maravilloso de los llamados...



12 febrero 2008

A la luz de las llamas


¿Existe algo más romántico que una cena bajo la tenue luz de unas velas ubicadas de manera estratégica alrededor de la pareja de comensales?
¿Hay algo más argentino que la charla dominguera junto al fuego prendido con el cual se hará el sabroso y tierno asado?
¿No son acaso las fogatas lo que producen la magia y recuerdos más vivos de aquellas reuniones en alguna playa nocturna y solitaria mientras cantamos las mismas canciones conocidas de siempre?
El fuego siempre fue una fuente inagotable de energía que cuando fue descubierto por el hombre, se transformó en un compañero primordial brindando diferentes tipos de ayuda y compañía. Y a mí me encanta verlo, descubrirlo, escucharlo, y sentirlo.
Y unas de las cosas que más disfruto hacer junto a la luz de unas buenas llamas es sumergirme en las profundidades de un libro y su placentera lectura.
Miré por la ventana y la oscuridad del invierno ya estaba de visita en el lugar por lo que decidí encender el fuego que alumbre y brinde el calor correspondiente.
Me dirigí a la sala donde se encuentra la biblioteca familiar y busqué algún libro cuyas páginas color de otoño sean propicias a la situación, a la escena buscada, al marco provocado. Frente a las estanterías, mi dedo índice fue recorriendo los títulos junto a mis ojos y en ese camino me topé con el libro adecuado para leer cerca del fuego.
Volví al lugar donde el fuego, apoyado sobre algunos troncos que había traído para la ocasión, cumplía con su ardiente labor. Me serví un vaso de whisky del bueno y me tiré boca abajo sobre la alfombra con el libro seleccionado adelante mío y ansioso por comenzar a leerlo.

Esta era la manera como me gustaba leer los libros cuando era chico, especialmente los de aquellas entrañables tapas amarillas con las que se caracterizaba y distinguía los de la famosa colección Robin Hood. Allí fue donde conocí las bondades de El Príncipe Feliz, los dramas que sufrían cada una de las Mujercitas, las peligrosas aventuras vividas en La isla del tesoro, o el mundo de los sueños que protagonizó Alicia en el país de las maravillas, entre otros títulos que guardo en mi memoria y en un lugar privilegiado de mi biblioteca. Recuerdo que cada mes llegaba a casa el correo trayendo el último libro lanzado de la colección y entonces yo trataba de terminar rápidamente la lectura del libro que me encontraba leyendo para poder comenzar la lectura de la nueva y seguramente fascinante aventura que me prometía vivir el nuevo libro que tenía entre mis manos.

Ahora el fuego que tenía delante de mí había comenzado a crecer como lo hacía mi ansiedad ante cada nueva página que iba pasando ante mi atenta lectura.
Por la ventana las estrellas comenzaban a aparecer y la luz de la luna, celosa ella, intentaba competir con la luz con que las llamas de la casa alumbraban y me acompañaban de manera cálida con las aventuras que pasaban por mis ojos.
Durante el movimiento de llevarme un dedo a la boca para humedecerlo ligeramente y permitir de manera más fácil el paso de página, se podía oír y disfrutar con sumo placer el sonido inconfundible de ese crepitar, del crujir de las llamas, del paso de las chispas ardientes que saltaban como pequeñas estrellas fugaces, de las maderas que mantenían la elegancia de ese fuego vestido de amarillo, naranja, y un rojo tan apasionado como un amor ardiente, de ese calor tan cálido como abrasador.

El reloj exclamó la hora exacta de ese momento (ya las once de la noche) y la vista que comenzaba a arderme, seguramente por la lectura.
El fuego seguía bailando con energía mientras a lo lejos se oía el aullido de los lobos que se iban acercando hasta confundirse y transformarse en los aullidos de las hipnóticas sirenas. Hasta que estas dejaron de expresarse con el sonido de sus gargantas para anunciar la llegada de los bomberos que, con sus mangueras chorreantes y sus cascos inconfundibles, entran en escena interrumpiendo de manera abrupta la lectura a la luz de las llamas. Las mismas que ya habían acabado con casi todo.

06 febrero 2008

Sensación térmica


Quizás alguno se enoje cuando se entere que no estiré las vacaciones, sino que la ciudad me mantuvo alojado en el trabajo y alejado de la escritura.
Los tiempos han cambiado y me llevan a la rastra como nunca quise que suceda.

Hoy, casi un mes después del último post (ay, qué vergüenza) puedo sentarme por un ratito frente al teclao mientras el monitor extrañao me mira sin comprender (versión libre del malevaje S.XXI)

Espero comenzar a disponer de estos cinco minutos de respiro necesario, porque sinó sucede que nacen “chispas” como las de acá abajo que reflejan el sentimiento interior que sale al exterior…

metamorfosis II

siento las manos mutiladas
(y nadie dice nada)
el silencio escrito se vuelve tan cruel
el blanco en el papel blanco
tampoco dice nada, no me deja ver
las palabras hacen fuerza por salir
se estrellan contra los nuevos tiempos
tiempos sin tiempos
que el espejo mañanero
golpea con el pálido reflejo que me devuelve
de Gregorio Samsa
durante la recordada mañana en que despertó
y la metamorfosis, finalmente, con él acabó
como lo quiere hacer conmigo hoy



Espero que ustedes anden bien y que disculpen la ausencia de visitas, pero verán que casi no piso ni mi propio barrio.

Vasos y besos…

Gasper

09 enero 2008

Bienvenido al Infierno

Los días, en su mayoría, no habrán sido “de playa”, pero el descanso estuvo a la orden del día.

Pero que por primera vez en mi vida NO haya podido despejarme del todo, y que el viernes on the night haya emprendido el regreso casi igual que cuando me fui (oh, Dios), no significa que me tengan que recibir con una ola de calor calcinante, y que encima me corten la luz y no por falta de pago.

Por suerte hay amigos con pileta y el domingo, en pleno Reyes y cumple de Valeria, nos zambullimos amistosamente hasta bien tarde, momento exacto en el que tuvimos que regresar a casita para recibir a los invitados a la petit reunión cumpleañera.
Y todo esto después de un gran casamiento gran que duró hasta las cinco de la mañana (la fiesta, el casamiento supongo y espero que duré mucho tiempo más).


De todas maneras las vacaciones fueron muy buenas y lo mejor de todo…
Los tres solos, tranquilos y en familia, y sobre todo disfrutando de la felicidad y diversión de la carita de Fede con su pista de carrera arenosa y sus luchas contra las olas refrescantes y enemigas.


Y bue… Ahora ya estoy acá, trabajando y esperando a que llegue el finde para tomar algo bien helado y con poca espuma.

Gracias a ustedes por las visitas de siempre y por los saludos de fin y comienzo de año.

Vasos y besos

Gasper

25 diciembre 2007

Hasta luego...



Este 2007 al que tan poco tiempo le queda, me deparó idas y vueltas en todos los ámbitos.
Es común (y a veces necesario) el balance que te puede llegar a desbalancear emocionalmente un poco, y es por eso que con el casco puesto, el corazón latiendo, la sonrisa dibujada, y el minibar abierto, acá estoy afinando el lápiz para ver el resultado de los últimos 365 días…


* Algunas alarmas comenzaron a sonar en mi esposa pero como el show debe seguir…
Y esa fue la razón de su último mes en cama y llena de una variedad de estudios que le arrojaron un estrés que parecía más bien un esnueve.
Por suerte ya está bastante recuperada y aprendida la lección de para qué sirven los frenos.

* “Un tropezón no es caída” reza un dicho campestre y popular.
No creo que lo conozca, por eso confío en que mi hermano se levante y comience con su verdadero andar.
Además cuenta con el apoyo de todos nosotros y eso tiene que pesar bien.

* Me despedí de la escuela con bronca y de mis alumnos con mucho dolor.
Pero la honestidad brutal mostró las transparencias de su ropaje y los chicos (y también yo, claro) aprendimos lo bueno de manejarse por las calles de la vida con la verdad, el respeto y la bondad.
(y algunos otros seguirán con sus clases con anteojeras o ejerciendo ceños fruncidos detrás de escritorios limpios)

* Fede comenzó el Jardín y nos llenó de cuentos, canciones, y dibujos varios que ahora adornan una de las paredes de casa.
Y el final de clases fue a todo ritmo y colores en un teatro de la zona mientras mi amado hijo bailaba junto a sus compañeritos las canciones de la comedia musical “Grease”.
(y fue inevitable las fotos movidas por la emoción)

* Luego del pausado parate laboral, apareció nuevamente el trabajo y llevo ahora en el cuerpo el cansancio que te hace feliz.

* La amistad sigue estando allá arriba y mis queridos amigos siguen alimentando una relación que me llena de orgullo.

* Y la escritura presente, siempre presente…
Porque por más que haya renunciado al diario y queden en la historia más de doscientos cuentos escritos con sus hogueras preparadas, también está el final de la novela encargada.
Sin embargo, el mundo blog estuvo presente e inundándolo todo (más allá de Speedy), y “Pálidos reflejos” pasó el primer año de vida lleno de ustedes, queridos lectores-escritores-amigos blogueros, y esto permitió el nacimiento a mitad de año de “Sentires y decires” con sus noticias dichas y sentidas.
Y es que si las plumas hacen cosquillas, las plumas con tintas dibujan sonrisas en el alma y afinan (un poco) los latidos del corazón.


El balance da positivo!
La familia está más unida que nunca y la casa sigue siendo un hogar.
Los errores fueron pagados y los vueltos devueltos.
Y el mundo sigue girando gracias a las pilas que se cargan con todo esto que algunos llaman con el nombre de “VIDA”.


Disculpen las ausencias sin olvidos y las visitas sin avisar.
Espero de corazón que terminen el año con todo y que el que comienza sea todo lo mejor que desean.
Ahora me estoy yendo unos pocos (pero necesarios) días de vacaciones.
Nos volvemos a ver el año que viene.
Hasta luego…

Gasper

19 diciembre 2007

Me pregunto...


¿Será verdad



que no existen



las preguntas



formadas



por once palabras?

10 diciembre 2007

Silencio, hospital


Recuerdo que te fui a buscar al hospital
Tan hermosa como tu inocencia perdida
Nunca podré olvidarte mientras te siga recordando
Y las lágrimas se vuelven a hacer presente hoy
Las palabras del médico fueron crudas pero verdaderas
Te ibas, te ibas y no volverías

Me dejabas tu ausencia
Sueños de veranos convertidos en inviernos
El aroma de tu piel sin tu piel en la cama
Las palabras del médico fueron crudas pero verdaderas
Te ibas, te ibas y no volverías

No demostré furia pero sí incomprensión
No entendía ni quería entender tu despedida
Las luces se volvían oscuras y en ellas me hundía
Las palabras del médico fueron crudas pero verdaderas
Te ibas, te ibas y no volverías

Vos te encontrabas junto a él y no decías nada
Yo pregunté por las causas sin poder entrar en razón
La respuesta era sencilla...
Ya nada sería como antes porque ya todo se había acabado

Entonces comprendí aquellas palabras...
Las palabras del médico, crudas pero verdaderas
Te ibas, te ibas y nunca más volverías...
Porque era del médico de quien te habías enamorado
Y una nueva vida junto a él comenzarías

04 diciembre 2007

Teléfono descompuesto


Banco de acento francés.
Empleado de seguridad con cara de pocos amigos
(porque con esa cara es seguro que debe tener muy pocos amigos)
Cola única para varios servicios…
(se entiende a qué clase de cola me refiero, no?)
Chica linda de pelo lluvioso y mirada peligrosa junto a joven acelerado con forma de ropero hablando en voz (demasiado) alta:
—…entonces se fue con Alex —le dice él sin dejar de moverse.
—¿Con Alex? —pregunta ella intentando saber quién es exactamente ese tal Alex.
—Sí, Alex. Vos lo conocés.
—¿Alexis?
—No, Alex.
—¿Uno morocho?
—No, uno flaco y alto.

(a continuación pasaré en cámara lenta la última parte del diálogo):

—¿Uno morocho?
—No, uno flaco y alto.


Justo me llamaron de la ventanilla para ir a cobrar un cheque que llevaba apretado en mi bolsillo, pero tenía ganas de preguntarle al ropero si había entendido la pregunta…
O si en su mundo no hay compatibilidad entre morochos y flacos y altos...
O si hay morochos flacos pero que no son altos…
O sí la altura provoca caspa...
O cómo contestaría si se le pregunta por un pelirrojo…

Realmente tenía ganas de hacerle un par de preguntas al respecto pero temí que ante alguna de ellas me respondiera:
—Las cinco menos cuarto.
Lo cual significaría el paso del tiempo y lo tarde que era para poder cobrar el cheque que llevaba apretado en mi bolsillo.

28 noviembre 2007

Cumple Nº4 de Fede






Bueno, a pedido del público y de otras personas, acá va un petit compilado de lo que fue el cumple número 4 de mi querido hijo Fede.

Dicen que algunas imágenes valen mil palabras, pero en este caso no existen las palabras ni las imágenes que expresen realmente lo que siento y lo que sentimos junto a Vale, al ver crecer a nuestro amado hijo.

Fede, te amo y aunque todavía no sepas leer... sé que lo sabés y, sobre todo, lo sentís.

23 noviembre 2007

Y un día volví a volver...


Ahora que se hizo nuevamente la luz (la conexión), no voy a continuar con la cuerda de hablar pestes de Speedy y sobre todo de cierta señorita de la parte Comercial a la que su excelente mala predisposición para el diálogo humano deja en evidencia la ausencia de una necesaria alegría en su ser (aunque sea una speedy alegría, jajajajaja).

Es obvio que en estos innumerables días (unos innumerables cincuenta días) han pasado muchas cosas, y lo mejor de todo es que seguirán pasando, pero lo importante es poder continuar, es no perder el objetivo ni las ganas ni todo lo demás que anda perdiéndose por ahí.

Durante estos días de ausencias obligadas, mi amado hijito cumplió cuatro años y todos sus amiguitos del jardín dieron el presente llenando todo el lugar de sonrisas y alegrías.

Antes me hice una escapada a Bolívar para ver a mi viejo. Había pasado un año y medio desde la última vez que anduve por allá y en los últimos tiempos surgieron algunos desarreglos que me pareció oportuno charlarlo con mi papá porque, después de todo, era algo entre él y yo.
El balance final fue que si me hubiese quedado en mi casa y no hubiese viajado… habría sido un tanto mejor.

El surgimiento de nuevas amistades fue lo mejor de un nuevo trabajo temporario que apareció para darle una manito a Papá Noel.
Y la sorpresa fue la aparición de disculpas de una antigua amistad que se había quebrado y que, aunque todavía no se restauró, ya se pasó la barrera que deja ver cierta humanidad de algunos seres… humanos.

Durante estos días de desconexión me di cuenta que el promedio de mirada televisiva semanal en mi casa es de… dos horas.
Sip, nada más que dos horas y eso se debe a TVR (programa de archivos sobre los sucesos semanales).

También aproveché a leer “El perfume”, y en el medio descubrí el juego de mesa “Abalone” (gracias Pablo).

Y descubrí que aunque algunas veces no sirve de nada, más allá de “La importancia de llamarse Ernesto”, lo conveniente que resulta hablar en un tono amable y educado, y sobre todo cuando estamos en presencia de los más pequeñitos, y muchísimo más si entre ellos está nuestro hijo.
(claro que algunas “personas” como esa idiota del sector Comercial de Speedy se merece que le diga que tenga cuidado de no morderse la lengua con el culo, entre otras “delicatesen”)


Bueno, confieso mi alegría por la conexión, no sólo al mundo de hoy, sino también con todos ustedes.
Gracias por la espera.
Hasta la próxima…

Gasper

22 octubre 2007

Speedy (y la rep...)

Amiguitos/as:

Antes que nada les quiero pedir disculpas por el abandono desde hace ya varios días, pero Speedy (que es la conexión que tengo) tiene problemas técnicos, y los técnicos andan con problemas estomacales y no pueden conectarme con excusas sacadas de internet.


Simplemente quería avisarles la razón de mi presente ausencia, ya que visitarlos o escribir desde un ciber es algo (casi) imposible ya que las conexiones son demasiadas lentas y en dos meses y monedas se acaba el año, por lo tanto, hasta no volver a tener internet en casa, podrán descansar de mis palabra escritas.


Encima tengo tantas cosas para contarles, y entre ellas la mejor es que el lunes 15 mi hijito Fede cumplió 4 años (en cualquier momento me alcanza) y este viernes hubo festichola por la ocasión.

Ya escribiré al respecto, como también sobre mi viaje a Bolívar después de un año y medio y mi regreso antes de lo esperado (aunque no tan inesperado), y sobre otras cosillas más que han pasado en estos tiempos de desconexiones con el mundo, aunque el mundo, gracia a Dios, siga girando.


Les mando besos y abrazos para todos y será hasta que Speedy (y la rep...) así lo quiera.

03 octubre 2007

Abandono


Me abandonaste
Como se abandona un vaso ya vacío
Como se abandona un cigarrillo después de la última pitada
Como se abandona la noche al llegar la mañana

Y ahora cómo hago sin la caricia de tu mirada intensa
Sin la explosión de tu cuerpo cuando nos encontramos
Sobre un colchón desordenado de amor, mi amor

Me abandonaste
Con prisa y sin pausa
Con gloria y sin pena
Me dejaste lejos de tu lado más cercano

Y mirando al cielo que comienza a cubrir mis lágrimas
Busco (sin encontrar) la razón de la sinrazón
La justicia de esta injusticia
De que me hayas abandonado…




Cinco minutos antes de que sea yo el que te abandone
Como se abandona un vaso ya vacío
Como se abandona un cigarrillo después de la última pitada
Como se abandona la noche al llegar la mañana

28 septiembre 2007

El verdadero final

Me avisaron tarde por la noche mientras me encontraba tirado sobre el sillón, tomando algo con hielo y concentrado en unos discos de tango y jazz que adquirí la semana pasada en una casa de usados y que todavía no había podido escuchar como debía.
Es extraño pero, pese a mi costumbre, solamente dejé que el teléfono sonara dos veces, quizás para poder proseguir con mi tarea musical, o porque sentí el golpe en el pecho como cuando mi intuición me quiere decir algo y no encuentra otra manera de comunicármelo.
Del otro lado de la línea una voz anónima me contaba la noticia con respecto a Nadia.

Colgué el tubo y me dejé caer en el sillón. Antes puse más hielo en el vaso y lo llené de un whisky tan caro como añejo.
Con el primer trago me di cuenta de la realidad del mensaje, de la tragedia impensable.
Con el segundo trago comencé a sentir el dolor de las imágenes que comenzaban a desfilar por mi mente, mientras de fondo se escuchaban las notas de un piano ejecutando con sus teclas negras un viejo y triste jazz. Pero mi tristeza era demasiada y se acentuó aún más con las luces apagadas, con otro nuevo trago, y con los recuerdos colgados en la oscuridad de esta noche sin estrellas.

Nadia había sido mi novia diez años atrás. Fueron tiempos muy lindos y difíciles a la vez, por causa personales y por la ausencia de esa década en nuestras respectivas edades. Nos conocimos por casualidad durante un curso de orientación vocacional. Ella se encontraba dudando de su vocación y yo me encontraba seguro de mi desorientación. Pero cuando nos descubrimos supimos hacia dónde nos orientaríamos, por lo menos en lo que tenía que ver con el corazón.
Después de unas charlas, algunos cigarrillos compartidos, y salidas varias, unimos nuestras vidas hasta el final de los tiempos, sin saber que ese final se encontraba tan cerca en nuestros almanaques.

Sin embargo, el poco tiempo que estuvimos juntos fue maravilloso.
Y recorrimos el mundo sin salir de nuestros barrios.
Y caminábamos tomados de la mano hacia nuestros puntos de encuentros marcados por una plaza en soledad, por el conocido bar de la esquina, por el empedrado parejo e infinito, por las casas de colores, por los caminos de nuestros propios mundos.
Y juntos conocimos el diferente sabor de los mates, el sabor del tequila en tierras no mexicanas, la incomodidad de algunos cines, la traición de los relojes, el color de los cielos según las estaciones, el ardor de las hogueras, el dolor de las lejanías.

Pero algo pasó un día y una carta marcó el adiós que tiempo después dejamos de reconocer.
Nosotros, los de ahora, ya no éramos los mismos, pero no lo supimos hasta aquella fiesta en la que coincidimos.
Y en los jardines de aquel salón nos volvimos a descubrir, después de cinco años eternos.
Y reímos, y gozamos, y hablamos hasta que el dios sol nos encegueció y vos recordaste que estabas de novia y con una (nueva) vida casi armada. Ahí fue cuando nos dimos cuenta que el tiempo entre nosotros había pasado y que hacía media hora que el último de los invitados ya se había retirado.
Nos dijimos un nuevo chau sin palabras y con un beso que rozó parte de nuestros labios.


Eso fue lo último que supe de Nadia hasta ese llamado fatal de anoche.
Y con la mañana marcando el camino me dirigí al lugar indicado para experimentar de un solo golpe cómo es la muerte durante la vida.
Y mientras caminaba hacia tu encuentro iba recordando tantas otras cosas que yo creía estúpidamente olvidadas.
Hasta que llegué a la dirección donde te encontrabas caminando hacia la otra vida.
Y te vi...

Te vi con ese ramo de flores que alguien colocó entre tus manos.

Con esa forma tan particular de tu presencia iluminándolo todo.

Con ese pelo, ahora más claro, que alguna vez me tapó los ojos.

Con esa boca semicerrada, semiabierta, que me siguen diciendo cosas estando en silencio.

Con esa mirada que ya no puedo ver (lágrimas suicidas)

Con ese vestido blanco que viste tu cuerpo del mismo color.

Con ese "Sí, acepto" que no alcanzo a escuchar pero que le acabás de regalar en un tímido susurro a la persona que tenés a tu lado y al que acaban de declarar como tu legítimo marido.

25 septiembre 2007

Instantes


Existen instantes

que son únicos...


Son los mismos

que duran

únicamente

un instante

21 septiembre 2007

A mi prima Vera



Había pasado demasiado tiempo extrañando su presencia
(para mi buen gusto y el justo disgusto de los otros)
pero algunas frutillas en la cima del mejor postre se hacen esperar…

El aire comenzaba a cambiar y mis sentidos (en todos sentidos) lo percibían
es que existen recuerdos que no se olvidan
es que a los fantasmas hay que combatirlos con pasión
(aunque algunos de ellos tengan razón)

Los dos timbres sonaron renovados
aunque algunas cosas jamás cambiarán
sin embargo,
la sorpresa que sorprende
el beso que te besa
los ojos que mejor te miran, te observan, te recorren, te tocan
juegan con sus delicados relojes de arena
que marcan tiempos de otros siglos

Y es tan evidente que el almanaque anda mal
que el tren se detuvo en la estación antes de lo establecido
pero no nos importó
porque algunos azares valen la pena
(y también la vida)

No hace falta que lo grites
(imagino tu sonrisa y el brillo en cada flor)
porque lo mismo me sucede a mí
cuando te descubro al costado de mi viaje por otro mundo
y tus colores son tan diferentes
(entre tanta gente indiferente)


y aunque algunos nombres cambien
y aunque algunos rostros se desfiguren
y aunque algunos miedos no sean nuevos
y aunque algunos escenarios sean levemente distintos
la primavera sigue siendo…

14 septiembre 2007

Bajo la lluvia


Llueve
Llueve en la ciudad
Malos aires en Buenos Aires
Distintas gotas que caen sobre la gente
Distintas personas caen
Acribilladas por la lluvia

Llueve sobre lo seco
Llueve sobre lo mojado
Llueve también sobre mí
Y mientras sigo caminando bajo la lluvia
Camino y observo...

Observo a las personas mojadas por la lluvia
Algunas se enojan
Caminan maldiciendo a la gran nube llorosa
Otras matan cada gota con una cruel indiferencia
¿Están vivas?
¿Están muertas?
Están mojadas, pero no les importa
No les importa la vida, ni la muerte, ni la lluvia

Luego deambulan por debajo de la lluvia
Aquellos que la disfrutan
Caminan con los ojos entrecerrados y de cara al cielo
Las gotas se estrellan en sus rostros
Y son felices
Húmedamente felices

Otros aceleran su paso cuando la lluvia ya los alcanzó
Se apuran
Corren
Resbalan
Y hasta caen...
Como las gotas de lluvia
Que se abalanzan sobre la ciudad

Gente bajo los techos
Gente con enormes paraguas
Gente con enormes paraguas bajo los techos
Y otros sin paraguas y sin techos

Pasos ligeros entre la gente y la lluvia
Pasos de baile sobre las baldosas flojas
Pasos mojados se hunden en los nuevos charcos de Buenos Aires

Y entre tanta gente
Y entre tanta lluvia
Te busco

Porque imagino tu pelo lavado por la lluvia
Porque logro ver la luz que produce la lluvia en tus ojos
Porque abrazo la humedad de tu cuerpo
Porque deseo calentar tus manos frías por el frío de la lluvia
Porque pateo las cenizas que no se encenderán por estar mojadas
Porque en la lluvia te recuerdo

Y te busco
Y no te encuentro

Y la lluvia...
(bendita lluvia)
La lluvia disimula mis lágrimas
Mientras observo a la gente
Y lentamente me voy mojando a causa de la lluvia

11 septiembre 2007

365 días de PÁLIDOS REFLEJOS


Podría tomarme una pastillita de Memorex (si es que recuerdo dónde las dejé) y contar un montón de cosas que me fueron sucediendo y que fui experimentando a lo largo de estos primeros 365 días de Pálidos reflejos...


Entonces traería al presente aquel primer escrito que llevó por nombre “Génesis experimental”.

El honor de las primeras visitas que llegaron al barrio fueron amistosas, familiares y amoriles.
Y del mundo blog, en primer lugar se presentó Penélope, y en segundo lugar (todo un caballero él) fue el querido JIVA, es decir, él, escritor.

La primera imagen que apareció (que aprendí a poner) y que no fue otra que la de mi amado hijo Fede, el día exacto en que cumplió sus tres años.
Aunque después aparecería en otras varias ocasiones más, como su primer día de Jardín, o cuando actuó en la fiesta del 25 de mayo
(buuuaaaa… qué emoción!!!)

Y así, a medida que pasaba el tiempo fui dejando ver mi corazón, y ahí aparecieron mis abues, mi esposa Valeria, y también parte de la barra de amigos.

La primera canción que sonó (y sigue sonando) fue “Desconfío de la vida” de Pappo.

Mi alma se hubiese enojado si no publicaba un cuento que escribí por Malvinas.

Desgraciadamente, la vida interrumpida del docente asesinado Carlos Fuentealba fue también escrito obligado.

El día que renuncié a la escuela y le escribí a mis alumnos
Todavía me siguen emocionando sus respuestas, sus mensajes, y las más de ciento y pico de visitas que se registraron ese día, como nunca antes, como ninguna otra vez.

Los premios que recibí en forma de mimos, y hasta el regalo más original que alguna vez me hayan dado.

Algo raro (o quizás no tanto) es la tristeza que siento cuando descubro que un barrio se despidió del mundo blog, pero también la alegría de los reencuentros, y de los nuevos barrios (Huellas, Naimad, los tacones, las Pepinas, Hadas, Mostros, y tantos otros) que se unen a esta fascinante aventura literaria.

Y las fronteras rotas para llegar al Miami de mi querida Mucha, al Ecuador de Carlos (y la bella Evan por acá), a la Bolivia de María Cristina, el Chile de Bandera Blanca, el Perú de Sol y Pedro, la Venezuela de Lucila, el México de Clarice Baricco y el de Neres, la España de la guapa NadaQ y de don Dédalus, y tantos otros lugares que voy conociendo gracias a ustedes…

Pero también están mis vecinos más autóctonos, como Ferípula y su corazón a la vista, la tonada preguntona de Jake, la visión tan única como "bukowskiana" de Marce, el mundo mágico de Checha, la alegría de nariz colorada de Mireya, la sabiduría arrabalera de Tanguetto, el humor cotidiano de Willowcita, y tantos otros a los que visito y acompaño siempre que puedo.


Y también el nacimiento de mi otro barrio, “Sentires y decires”, donde la escritura juega con su otro amor, el periodismo.


La verdad es que tendría realmente mucho para contar y seguro que no estoy nombrando a muchos de ustedes (no me alcanzan las disculpas), pero sigo sin encontrar la pastillita de Memorex, y además quiero tener todo listo para cuando vengan ustedes, mis queridos invitados (sin necesidad de invitación alguna).


Les mando 365 besos y abrazos
(que cada uno vea que se agarra)

Y será hasta la próxima…

(y que hoy sea justo el Día del Maestro... no es más que otro de esos juegos del azar, jajajajajajaja)

05 septiembre 2007

En la estación


Recuerdo haber asomado la cabeza por la ventana del tren.
Vos estabas sentada en la estación, sola, y llorabas.

De pronto la estación comenzó a desaparecer, y vos también.
Todo se volvió oscuridad y nunca más te volví a ver.

Ya eras parte del pasado que no vuelve.
Ya eras parte del olvido que no se recuerda.


Y el tren todavía no se había puesto en marcha.

31 agosto 2007

Nunca es tarde


Papá me ofreció esta mañana ocupar un puesto de trabajo bastante interesante en la compañía de correo donde él es uno de los principales jefes responsables. Le pedí que me diera una semana para pensarlo, pero viendo que se mostraba entusiasmado y que ya había hecho planes para compartir junto a mí ciertas tareas del lugar, decidí aceptar el ofrecimiento y el cargo. Sólo le puse como condición no trabajar los sábados y que me prometiera no hacer ningún tipo de diferencias conmigo.
Luego de acordar estas cuestiones, me dijo que el lunes comenzaba con mi primer trabajo. Le agradecí el gesto y entré a la cocina a contarle a mamá las novedades. Ella se puso muy contenta y para completar la felicidad, me mostró lo que tenía escondido dentro de la heladera. Se trataba de una torta de cumpleaños para festejar el mío que llegaba puntualmente mañana sábado. Le di un beso tan grande como pude y me fui a la casa de mi novia.

Pasé a buscarla y le conté las frescas noticias de la jornada. Se alegró mucho y confesó sus ganas de conocer a mis padres. La verdad que yo también tenía ganas de que ellos la conocieran pero eso no dejó de ponerme un poquito nervioso. Quedamos en que mañana a la noche, en la pequeña reunión que iba a realizar por motivo de un nuevo aniversario de mi nacimiento, se concretaría el encuentro tan esperado. Nos despedimos hasta el próximo día y me volví a casa rápido para las llamadas correspondientes a las personas amigas que quería que estén mañana presentes.

Llego el día y la hora señalada. El momento me encontró vestido y peinado para la ocasión. El clima era de total felicidad. Mi novia le cayó muy bien a mis padres y ellos muy bien a mi novia. Mis amigos fueron llegando más tarde con sus regalos. Algunos libros, un saco de abrigo, tarjetas, adornitos, y otros presentes más. Ahí estábamos todos en el comedor hablando, contando chistes y anécdotas algo olvidadas, hasta que la luz se esfumó y se hizo presente la torta de cumpleaños preparada por mamá con sus velas encendidas.

Todos los presentes realizaron un respetuoso silencio para que yo pueda concentrarme en el pedido de los tres deseos. Pero los miré a todos y decidí cambiar la tradición. Y en lugar de pedir, preferí realizar agradecimientos.

Entonces con los ojos llenos de lágrimas y el corazón peligrosamente agitado por la emoción, comencé con los agradecimientos...
Porque dentro de dos días voy a estar trabajando junto a mi papá, cumpliendo uno de sus sueños.
Por contar con el amor infinito e incondicional de mi mamá.
Por tener la novia más linda de todas.
Por tener amigos que son como los hermanos que nunca tuve.
Y, sobre todo, por haber llegado en tan buen estado a esta etapa de mi vida.


Terminadas estas emotivas palabras, y con la ayuda de todos, me acerqué a la torta y apagué las 60 velitas que delataban mi edad.

27 agosto 2007

Incertidumbre


Todos los domingos por las noches viene a casa.
Entre algunos tragos exquisitos nos quedamos filosofando de la vida y sus alrededores.
Disfrutamos de charlas tan buenas como los habanos que él siempre trae.
Lo único que me resulta un poco incómodo es el momento en que se despide desde la puerta con la extraña invitación a que nos suicidemos juntos por ahí.
Yo me excuso diciendo que al otro día debo levantarme temprano, que está por comenzar una película de las que me gustan, que quiero terminar el libro que tengo por la mitad, y otros motivos con las que logro desistir de su curiosa y macabra propuesta.
Mi amigo, como siempre, levanta los hombros, para un taxi, y se va hacia su casa, mientras yo me quedo sin explicarme esa persistente y extravagante broma de su parte.

Pero ayer no apareció por casa como lo solía hacer todos los domingos anteriores, con su característica puntualidad.
Temo que se haya marchado, finalmente, a suicidarse solo, cansado de esperarme.