27 febrero 2007

La gran diferencia

La ostra es hermosa.
La ostra guarda en su interior la perla más valiosa del mundo.

Un hombre se sumerge en el agua, se acerca a ella y se la roba.

El hombre ahora es rico.
La ostra sigue siendo hermosa.

Y esa es la gran diferencia.

23 febrero 2007

Latidos libres

Ayer la descubrí derramando lágrimas sobre los mocasines que llevaba puesto. Eran lágrimas contagiosas, de esas que hacen que uno comparta las goteras con el otro.
El problema que la aquejaba era haber descubierto las cadenas que se había impuesto en su corta vida.
Cadenas que no le permitían volar sin caerse, crecer sin mareos, disfrutar sin culpas, probar sin remordimientos, ser valiente sin cobardías, tener sed de aventuras sin ahogarse, romper en mil pedacitos la maldita rutina. Era evidente que su gran problema era que no podía sentir en su cuerpo, en su alma, en su vida, lo que muchos conocen con el nombre de "LIBERTAD".

Intenté explicarle que ella era una persona libre pero inmediatamente sentí que no sólo la estaba engañando sino que también me estaba engañando a mí mismo. Sucede que nosotros, los mortales, hace demasiado tiempo que no escuchamos "...el ruido de rotas cadenas...", y hasta me parece que "...el grito sagrado: Libertad, libertad, libertad..." ya es una nueva y difícil figurita en el álbum gordo de las utopías. Y es que con el paso por nuestras vidas de Grandes Hermanos y otros diversos familiares que el futuro traerá, nos están vendiendo contradicciones envueltas sin papel envoltorio.

El famosos escritor George Orwell, en el año 1948, fue el verdadero creador, en la novela "1984", de "Gran Hermano", un ser tan inteligente como sádico y autoritario, que mandó a empapelar las paredes de aquella enorme ciudad de habitantes reprimidos con afiches de su autoría que exclamaban los puntos del Partido.
El más impresionante era el que con grandes letras rezaba: La libertad es la esclavitud.
Y quizás... sea verdad.

Es por eso que en estos tiempos que vivimos, todos quieren liberarse de algo o de alguien, pero...

Algunas mujeres luchan por la liberación femenina.
(y para eso necesitan de los hombres)

Algunos chicos se quieren liberar de los padres.
(entonces le piden plata e ellos para comprar sus "libertades")

Algunos empleados se quieren liberar de sus trabajos
(y trabajan duro para conseguirlo)
Y así varios ejemplos más.

Supongo que hoy se habla mucho de la Libertad sin llegar a conocerla realmente.

Si hasta recuerdo el festejo por la vuelta de la democracia...
"Ahora tenemos el poder de elegir nosotros mismos un dictador cada seis años"
¿O es que acaso la mayoría votó las ideas y decisiones que hoy tanto los afectan?

La cuestión es que la única Libertad que conozco es la pequeña, inocente y simpática amiguita de la gran pensadora argentina, Mafalda.


Pero a falta de libertades está la sabiduría de saber realizar lo que hacemos con el corazón.
Cada latido es libre.


Nadie anda caminando por las calles ordenando a su corazón que lata. Por eso el secreto está en escucharlo atentamente.


Cuando estemos disfrutando de un paseo, de una tarde de pesca, de una cena entre amigos, de una reunión familiar, de estar junto a la persona que queremos, nuestro corazón seguramente va a latir con mayor intensidad de lo acostumbrado.


Porque cada latido es libre.
Porque la libertad es vida.
Y porque nosotros andamos viviendo.


Finalmente le dije todo esto a mi amiga mientras secaba todas y cada una de sus lágrimas, y la invitaba a reponerse de la deshidratación yendo los dos a tomar algo a cualquier lugar.
Como decía Platón, gran pensador y filósofo: "La libertad es ser dueños de nuestra propia vida".
Y es por eso que, ya más tranquila y con una hermosa sonrisa, terminó aceptando mi invitación.
Eso sí... sin ninguna obligación.

19 febrero 2007

las cartas




en una caja sin candado
en el interior de un mueble sin llave
camuflada entre la inocencia de viejos recuerdos sin olvidos
bajo el polvo estacionado del tiempo se encuentran
las cartas de aquellos tiempos felices
las cartas de aquellos tiempos difíciles

palabras grabadas con tinta
en hojas que han pasado de la blanca palidez
al color del otoño
que marcan el comienzo del verano
la etapa primaveral
y ese final de invierno tan poco anunciado
pero que las cartas dejan ver

cartas llenas de frases de amor
pero cartas
de cierta cursilería metafísica
pero cartas
con párrafos manchados de sangre
tinta
lágrimas
pero cartas
testimonio caligráfico de una vida pasada
de una historia terminada
de un corazón herido
de un alma volada
pero cartas

cartas que se asoman a un paraíso terrenal
pero cartas
escritas bajo la luz de la luna insomne
pero cartas
que expresan lo que la boca no pudo
por estar cubierta de besos
pero cartas

malditas
perfumadas
intensas
extensas
poéticas
desprolijas
sinceras
deliciosas
pero cartas
de amor

reconocí tus tres golpes certeros en la puerta
y ahí estabas vos
tan hermosa como siempre
pero distinta
mi saludo fue contestado sin hablar
antes de marcharte nuevamente para siempre
arrojaste sobre mi pecho todavía herido una caja

una caja sin candado
que ahora se encuentra en el interior de un mueble sin llave
camuflada entre la inocencia de viejos recuerdos sin olvidos
bajo el polvo estacionado del tiempo
en ella se encuentran
las cartas de aquellos tiempos felices

las cartas de aquellos tiempos difíciles

16 febrero 2007

El viaje más triste

Hoy fui al Aeroparque a buscar a mi suegra...















(snif)

12 febrero 2007

Entre amigos

Los últimos fines de semana fueron realmente inolvidables…

Todo comenzó (¿o terminó?) con la festichola como pretexto de celebración por el casamiento entre Be & Va.
Algunas palabras, algunas sonrisas, mil grados de calor, y la conocida libreta que ya pasaba a ser parte de sus vidas.
Enseguida el complot se organizó y la flamante pareja tuvo que pasar por la denominada “guerra de arroz”, de la que todavía se recuerdan algunos actos heroicos y lanzamientos con gran precisión.
Luego de una comida casera, un aire sin acondicionar, y las risas y bromas siempre tan presentes, nos retiramos hasta el otro día en el que nos encontraríamos nuevamente pero por la noche, con ropa más lustrosa, y dentro de la iglesia a la que alguna vez ya habíamos asistido para otro casamiento.






Las palabras y los murmullos dieron lugar a la ovación luego del beso, y en un lento andar, el vestido blanco y el frac comenzaron a recibir las muestras de cariño que a esta altura no hacían falta pero igual quisimos mostrar. Y así, poco a poco, durante la noche que prometía acompañarnos, nosotros, los amigos, realizamos el gran escape en caravana hacia el salón donde se realizaría la fiesta.
Y entre el famoso vals giratorio y el descarrilado trencito del carnaval carioca, pasamos por todos los ritmos que los cuerpos y sus almas nos permitieron mover y disfrutar.
La comida, el lanzamiento del ramo de la novia y la preciada botella del novio, las anécdotas entre mesas, las risas más allá de los límites, los juegos salseros, los disfraces, los new love, las propinas necesarias, las bromas sin pesar, y las fotos como un claro testigo que registra un buen momento entre tantos otros buenos momentos.

Finalmente, la mañana ya se había instalado afuera y los novios ya se encontraban preparándose para partir hacia la luna de miel por las tierras sureñas de nuestro querido país.
Uno a uno nos fuimos despidiendo de todos con un beso a manera de brindis, y después de dejar estampados nuestros deseos y sensaciones, nos retiramos esperando el próximo (re)encuentro que no tardaría en llegar.




Y llegó el siguiente fin de semana, con la mayoría embarcándonos desde muy temprano en El Tigre donde nos esperaría una jornada muy buena.
Cecilia y Pablo habían sido los encargados de invitarnos a su casa ubicada sobre el río, y todos nosotros fuimos los encargados de aceptar enseguida la invitación.


Y desde el preciso encuentro en el lugar de partida, comenzó otro día más entre amistades y corazones sonrientes.
El barco entre las pequeñas olas nos depositó en el lugar exacto, y la ronda de mate acompañó las charlas chismosas y divertidas que hicimos durante todo el tiempo.
Luego llegaron las charlas entre hombres en el quincho y la aparición de santas bebidas dieron la señal para comenzar a encender el fuego que tan bien controlaría Leo, el asador del día.
Y entonces vinieron los paseos en el petit bote del dueño de casa, la nueva ronda de mates, las zambullidas y lecturas noticiosas, el aire tranquilo que siempre viene bien respirar, la espera del colectivo acuático, y finalmente el viaje encontrado de regreso.






Y más allá de las imágenes grabadas en las retinas de la buena memoria y en medio de tanta diversión, fue nuevamente muy emocionante estar todos allí reunidos y ver, por ejemplo...

A la Colo que ya está a tan poco de dar a luz, y a Leo con tantas ganas de esa luz.
Al cuervo de Juan y a Lili verlos tan fascinados con su pequeña Sofía.
A Cristian, un wolf que siempre está acompañando y guiando
A Sandro y su humilde inocencia que lo eleva del suelo
A Nico y sus historias para enmarcar
A César con sus risotadas y a “la rubia” que sonríe, junto a la bella Rocío
Be & Va ausentes con aviso (aunque igual de presentes)
Y Vale y Fede y yo, tan felices de los pedazos de amigos que tenemos, compartimos y disfrutamos.

06 febrero 2007

El secreto de los Mairon


Los Mairon, la gran familia Mairon, junto a su escudo, su bandera, su propia historia llena de guerras, vanidades, poderes, caídas al vacío, grandes amores e infinitas resurrecciones, logré encontrarlos al principio de la página 714 del vigésimo cuarto tomo de una antiquísima enciclopedia dejada al olvido (quiero creer que ocurrió durante un involuntario descuido) en un oscuro y húmedo rincón de la Biblioteca de la Ciudad.
La casualidad siempre tiene su exquisita cuota de causalidad, y si todo esto no fuese verdad, ya me encontraría jurando y afirmando que este único tomo ya había sido hallado por Jorge Luis en una extraña edición de una de sus Enciclopedias Británicas. Sin embargo, puedo asegurar que jamás escribió ni media palabra sobre los Mairon, y mucho menos sobre su ancestral secreto.

Los primeros indicios de su existencia en este mundo datan del siglo XIV, en una pequeña aldea al norte del río Thouson, en el sur de aquella lejana Europa. Según la historia de otros pocos libros, algo sucedió durante la calurosa noche de un agosto impreciso del año 1375, algo que sólo los pocos Mairon que comenzaban a habitar esos suelos pudieron observar y resultaron favorecidos con el privilegio de ser únicos y directos testigos de lo acontecido. Esa noche, los únicos sonidos que lograban infiltrarse entre el silencio existente provenían de la fogata que se encontraba en el centro de la reunión de los Mairon. Nadie hablaba, sólo algunos se atrevían a cruzar algunas miradas que dieran una fina certeza de esa realidad, pero nada más. Era un gran secreto que había que conservar de todo y de todos.

Se sabe con una incomprensible autenticidad que en los inicios del siglo XVII, uno de los grandes patriarcas fue el que dispuso que todo aquel que contenga en sus venas la sagrada sangre de los Mairon, podría tener acceso al secreto de la familia. De esta manera, en un metódico ritual que dura poco más de dos semanas, los viejos preparan a los más jóvenes para recibir el secreto legado que convive con los Mairon desde aquella noche de finales de siglo.

Los Mairon fueron nómades por naturaleza y a lo largo del tiempo fueron viajando e instalándose en lugares desprovistos de semejanzas con el anterior que habían dejado. Así pasaron (sin una escala cronológica) a encontrarse huellas fidedignas de su asentamiento un poco más arriba de la base del Himalaya, y también, más acá en el tiempo, en las blancas arenas tropicales. La insignia de su escudo apareció tallada en un gigantesco tronco de un bosque canadiense, y fueron nombrados, a mediados del siglo pasado, por los Jauras, una ya extinguida tribu del centro africano descubiertos por casualidad ya que al poco tiempo no quedaba ninguno con vida.
Algunos grupos que se dedican desde hace años a intentar obtener el secreto de los Mairon, han arriesgado la difícil teoría de que los Jauras hubiesen podido tener acceso al mismo. Pero se sabe que los Mairon eran extremadamente cuidadosos de sus historias, y así como se encargaban de dejar pocas pero estratégicas huellas de sus pasos por el mundo, también sabían guardar el secreto que los seguía y que cargaban en sus vidas luego de ser sometidos a esa exclusiva ceremonia de preparación familiar.

Los libros ocultos y/o perdidos no agregan mayor información al tema. Lo último que se sabe es lo ya referido a aquella tribu africana, y se dice que hay una seria pista que llevaría a ubicar a los Mairon en estas conocidas tierras sudamericanas. Y entonces me pregunto ¿qué harán si finalmente logran el difícil encuentro de algún descendiente de los Mairon? ¿Acaso lo obligarían a confesar, a que el mundo se entere y sean todos portadores de ese gran secreto que parece haber despertado la cruel curiosidad de unos pocos?

Será por esta misma razón que la existencia y supervivencia de los Mairon se hace cada vez más dificultosa y se debe cargar las pertenencias y mudarse a otros rincones, y así cada tanto, en una rutina que se fue manteniendo de generación en generación.
Y será por la misma causa que cada día me voy repitiendo la historia y la suma importancia de conservar con mi vida el secreto que guardo bajo siete llaves en mi interior a causa de tener el honor y privilegio de que por mis venas corra la sangre pura de los Mairon.
Por ser yo, por ahora, el último sobreviviente de la gran familia de los Mairon.

01 febrero 2007

No quisiera...

no quisiera que la última imagen
sea una desfiguración de todo lo anterior
y que cuando por fin me olvides
esa noche se convierta en tu noche más feliz

hay estrellas sin dueños
y sueños sin deseos
pero nada puede impedir que te coma el corazón
mi mayor recuerdo
es mi menor olvido
por eso sigo y respiro

no quisiera volver a cruzarte
sola, triste y sola
mi soledad no es la mejor compañía
pero tampoco el peor dolor
existen flechas que no seguimos
rutas que no andamos
tiempos que no esperamos


no quisiera que te confunda
mi falta de precisión
dejo letras escritas en algunos rincones
algunos sueños compartidos
y palabras excedentes
como algunos días grises
y algunos otros

no quisiera saber que fue lo que pasó
durante aquellas tardes de calor (y de amor)
sólo después de la noche obligada de misterio
seguiremos siendo los amigos que nunca fuimos
durante cada día de nuestras vidas
durante cada latido de nuestros corazones


no quisiera que la última imagen
sea una desfiguración de todo lo anterior
y que cuando por fin me olvides
esa noche se convierta en tu noche más feliz