23 junio 2007

Idas y vueltas


En los últimos días estuve algo alejado de los barrios ajenos (y tan propios) por cuestiones climáticas, pero al regresar (porque siempre hay un regreso) me encontré con dos sorpresatas…
La primera se trataba de una “propuesta indecente” por parte de Funámbula y de Ninoschka para participar de un “meme” (*) en el que tengo que escribir ocho (8) cosas sobre mí, pero además respetando los siguientes puntos…

1. Además de las 8 cosas sobre uno mismo, hay que escribir en el blog (como estoy haciendo) las reglas.


2. Luego hay que seleccionar a otras 8 personas y escribir sus nombres y Blogs.


3. Es muuuy importante no olvidar (como siempre) avisar a estas personas que han sido seleccionados para seguir con los “secretos compartidos”.


Pero además de esto, por otra parte me encontré con que Mireya, desde sus Apuntes de la desmesura, luego de dedicarme unas breves y exageradas palabras me ha elegido como acreedor al premio Thinking Blogger Award.



Y como se trata de una distinción que permite pasarla de mano en mano, quiero entregar en mano este reconocimiento a las siguientes personas:

Mucha: Porque esta argentina radicada en Miami, tiene un corazón universal y colorido que desde su sonrisa contagiosa, ha comenzado a transformar (y recomenzar) la vida de muchos desprevenidos lectores.

Nada que demostrar: Porque con su marcado acento español, me ha llevado a su isla, donde se encuentran algunos secretos a oscuras. Y además de la suavidad de su escritura, con una ternura incansable, en algún descuido mío, me ha regalado una Luna roja que supo sonrojarme de igual manera.

Checha: Porque en Chechania pasan cosas tan mágicas como bellas, al igual que la dueña absoluta de ese mundo, que es tan bella como mágica (y no sólo se deja ver en su escritura)

Evan y Carlos: Porque sentados frente al mundo, van describiendo lo que sienten sus ojos y ven sus corazones, de una manera tan inteligente como apasionada.

77arcos: Porque el Sr. Avispo es un innovador de este mundo, y encima tiene la gracia de la generosidad en el compartir de cada uno de sus descubrimientos y sucesos de vida (de hecho lo conocí cuando invocó para hacer un cuento entre blogueros)

Y es obvio que me quedo con ganas de repartir el premio con muchísimos otros. De hecho, todos los que están en la columna de “barrios amigos” se lo merecen ya que, si están ahí… es por algo.

Y antes que me olvide, a los premiados va esta pequeña regla que cumplir:
1. Sólo si sos uno de los premiados, tenés que escribir un post con 5 links de blogs que provocan que les hagas entrega del premio
2. Haz un link a este post, de esta manera se podrá encontrar el origen exacto de este premio
3. Mostrá con orgullo el "Thinking Blogger Award", después de todo... te lo ganaste, che


Y ahora, ya metidos en el baile (y con el premio en la mano) escribiré las ocho cosas que se me solicitan para hacer uso (y abuso) del meme en cuestión.
Acá van…

1. Más allá de haber nacido un 22 de abril y que eso signifique ser de “Tauro”, recuerdo que una vez compré una revista taurina y decidí subrayar todo lo que coincidiera con mi personalidad. Gasté dos lapiceras subrayando absolutamente todo, por lo que me considero un taurino de pura cepa.

2. Hace 32 años que ando por este mundo (aunque sigan insistiendo en que pareciera mucho menos) y me agrada que todavía me queden tantas respuestas por preguntar.
(en algún lugar tengo escrito que “mi vida es una caja de sorpresas dentro de una caja de sorpresas”)

3. Extraño muchísmo a mis abuelos, aunque sé que me andan cuidando y observando desde nubes cercanas y estrellas luminosas.

4. Tengo una habitación llena de libros y pese a no tener más lugar, sigo comprando. Odio tener que ponerlos uno arriba del otro, pero por el momento no queda otra. Y ahora comencé con la colección de Gabriel García Márquez que recién salió a la venta el libro número 4, lo que hace que me falten 26 para dejarla completa.

5. Hace tres años y medio nació mi hijo (ya lo deben haber visto en alguna imagen) pero desde bastante antes fue que comencé a formar esta maravillosa familia junto a Valeria y que ahora felizmente compartimos. Pero fue a partir del nacimiento de Fede que la concepción del mundo me cambió completamente. Por suerte también han ido agregando detalles interesantes muchas de las personas con las que me he cruzado en las distintas esquinas de la misma vida.

6. Trabajé durante cinco años escribiendo una columna literaria en el diario La mañana, de San Carlos de Bolívar (Buenos Aires, Argentina) y en la que publiqué más de doscientos cuentos (hay unos veinte que están buenos).

7. Siempre me gustó el rock nacional (de los 80 para acá), pero el paso del tiempo me hizo tomar cariño musical por otros ritmos tan variados y apasionantes como el tango, el jazz, la música clásica y algunas otras variedades que logro encontrar. Claro que todo tiene su tiempo y por eso mismo (en los últimos años) el sonido va cobrando la importancia de convertirse en la música de fondo de mi vida.

8. Puedo llegar a tomar 83256285291970267108562956236 mates mientras estoy frente a la compu.
(algunos menos cuando en frente tengo… otra cosa)

9 (bis). No puedo leer una sola página de un libro si no tengo en la mano un lápiz con el cual subrayar, marcar, hacer comentarios, o demás.



Y ahora terminado el encargo, se lo debo pasar a otros ocho, por los que nombraré para tamaña empresa a: Algo así como nada, Dédalus, María, Alicia, Puertas, JIVA, y todos los demás que quieran...


Chau, hasta luego, hasta la próxima...




(*) Alguien me podría explicar qué es y/o de dónde proviene la palabra Meme?

17 junio 2007

Día del Padre (queloparió)




Sigo pensando que es un sueño que un ser pequeñito de tres años y medio se lance con toda su energía sobre mí (cuando todavía estoy dormido) al grito de “Feliz día, papá”, y me llene la cara de besos.

Es el mejor regalo que he recibido y que tengo.


Simplemente puedo decir “¡Gracias!” por este amor único concebido, también, a través de un amor único.



Y quiero aprovechar para saludar al viejo que lo tengo a 330 km de distancia (pero feliz del asadito que se viene) y otro al abuelo que supongo que estará celebrando con su caña de pescar lanzada desde alguna nube.



Formas de vida que son transmitidas
Esas enseñanzas que nunca se olvidan
Las huellas de sus amores en nuestras casas
Intensamente marcadas por sus
Zapatos gastados en los caminos ya recorridos

Después el tiempo traerá los recuerdos
Irrepetibles momentos junto a ellos
Anclados en los corazones valientes

Dios siendo el Padre de todos nosotros
Exigió que en la Tierra también tengamos un padre
La mejor de las ofrendas recibidas

Pero no olvidemos que nuestros corazones
Almas coloradas de mismo ritmo
Descuentan de nuestras mentes las distancias
Recordemos y tengamos siempre presente
Ellos jamás estarán lejos de nosotros


13 junio 2007

La novela inmortal de Pedro Artigas


Era una noche tormentosa allá afuera, y sus resoplidos y gritos furiosos se hacían oír en el interior de la vieja casona. Pedro Artigas se había propuesto, en una clase de pacto inentendible y misterioso, que esa misma noche comenzaría a escribir su primera novela. Se ubicó sobre la silla que la semana anterior había adquirido en una casa de remates, y puso sobre su escritorio varias hojas, distintos tipos de lapiceras y lápices, y algunos cuadernos con anotaciones que tenía a mano. Un farol colocado de manera estratégica iba a ser la única luz de la cual iba a disponer. En su lado derecho tenía un enorme ventanal por el cual podía apreciar la tormenta que se estaba desencadenando sobre la ciudad, pero no quiso distraerse. Sus ojos azules como algún cielo perdido, estaban fijos sobre el abismo de las hojas en blanco que tenía a su alcance. Abrió una botella de licor que tenía escondida y se sirvió una medida. El elixir pasó directamente a través de su garganta y se hizo sentir. Prendió el primer cigarrillo de la noche y el humo quedó flotando sobre su cabeza. Se quitó el saco que llevaba puesto y lo colocó sobre el respaldo de su propia silla. Un relámpago iluminó demasiado el cielo oscuro y no pudo dejar de mirar hacia el ventanal. Luego llegó el trueno con su voz grave y, como si hubiese sido la señal esperada, tomó una de las cuatro lapiceras que tenía. Con su mano firme la trasladó hacia la parte superior derecha de la primera hoja que había sobre su escritorio y puso la fecha. Ya quedaba registrado para los futuros estudiantes literarios, el momento exacto en el cual Pedro Artigas comenzaba su carrera de escritor. Sintió que ya las musas se habían hecho presentes en el lugar, entonces, sin dejar pasar más el tiempo, comenzó a escribir las primeras palabras de su novela que se iniciaba así:

Era una noche tormentosa allá afuera, y sus resoplidos y gritos furiosos se hacían oír en el interior de la vieja casona. Pedro Artigas se había propuesto, en una clase de pacto inentendible y misterioso, que esa misma noche comenzaría a escribir su primera novela. Se ubicó sobre la silla que la semana anterior había adquirido en una casa de remates, y puso sobre su escritorio varias hojas, distintos tipos de lapiceras y lápices, y algunos cuadernos con anotaciones que tenía a mano. Un farol colocado de manera estratégica iba a ser la única luz de la cual iba a disponer. En su lado derecho tenía un enorme ventanal por el cual podía apreciar la tormenta que se estaba desencadenando sobre la ciudad, pero no quiso distraerse. Sus ojos azules como algún cielo perdido, estaban fijos sobre el abismo de las hojas en blanco que tenía a su alcance. Abrió una botella de licor que tenía escondida y se sirvió una medida. El elixir pasó directamente a través de su garganta y se hizo sentir. Prendió el primer cigarrillo de la noche y el humo quedó flotando sobre su cabeza. Se quitó el saco que llevaba puesto y lo colocó sobre el respaldo de su propia silla. Un relámpago iluminó demasiado el cielo oscuro y no pudo dejar de mirar hacia el ventanal. Luego llegó el trueno con su voz grave y, como si hubiese sido la señal esperada, tomó una de las cuatro lapiceras que tenía. Con su mano firme la trasladó hacia la parte superior derecha de la primera hoja que había sobre su escritorio y puso la fecha. Ya quedaba registrado para los futuros estudiantes literarios, el momento exacto en el cual Pedro Artigas comenzaba su carrera de escritor. Sintió que ya las musas se habían hecho presentes en el lugar, entonces, sin dejar pasar más el tiempo, comenzó a escribir las primeras palabras de su novela que se iniciaba así:

Era una noche tormentosa allá afuera, y sus resoplidos y gritos furiosos se hacían oír en el interior de la vieja casona. Pedro Artigas se había propuesto, en una clase de pacto inentendible y misterioso, que esa misma noche comenzaría a escribir su primera novela...
13 de junio
Día del Escritor
Fecha en conmemoración al nacimiento de Leopoldo Lugones

06 junio 2007

A mis alumnos...


Nunca quise dar clases, en mi caso, de Lengua y Literatura.
Cuando algún profesor del lugar donde estudié me preguntaba al respecto, yo contestaba negativamente.
Es verdad que fui a un Profesorado y el título que te dan al finalizar todo es el de Profesor, pero jamás fue esa mi intención.
Simplemente sentía el irrefrenable deseo de conocer otros escritos (de los buenos y de los malos, de autores conocidos y anónimos, lejanos y cercanos, actuales y antiguos), más allá de los que ya iban acomodándose en mi biblioteca.
Pero una vez recibí un misterioso llamado que me ofrecía un trabajo de Profesor. Como el momento en el que estaba no me permitía negarme, acepté.
Sin embargo, jamás hubiese imaginado que aquella mañana en que hice mi presentación, hace ya de esto de hace un impar de años atrás, ante un grupo de alumnos de 2º Año, a partir de ese preciso momento iba a generar lo que hace tan sólo unos cuantos minutos viví…

La materia, mi materia, es Lengua y Literatura y alguna vez también fue Literatura Española.
Sin embargo, las charlas con todos los alumnos que han pasado por mis clases, algunas veces se desviaban hacia la vida y sus calles de adoquines, y sus huellas en la arena, y sus estrellas fugaces.
Y en cada una de esas charlas había historias personales que servían para marcar caminos, para enderezar rumbos, para permitirse ciertas pausas.
Y también había tiempo (sobre todo los lunes) para pequeñas bromas deportivas entre nosotros mismos. Pero siempre recibidas con una sonrisa o una respuesta certera, ingeniosa, pero sin lastimar. Después de todo, más allá de la pasión y los colores, todos llevamos en nuestro interior un corazón del mismo color. Y eso es lo que se aprendió sin decir. Como muchas veces sucedía en clases que se hacían al ritmo y pulso de cada uno de los que estábamos en el aula.
Y más allá de los días malos, la sonrisa siempre adelante, sincera, y recordando que estábamos ahí para aprender, para ayudarnos, para acompañarnos, para entender de qué se trata todo esto.

Hoy, un día gris para mi interior pese al sol y la temperatura, tengo entre mis manos el telegrama que da cuenta de mi renuncia al colegio donde trabajé los últimos años.
Sin embargo, en mi eterna mochila donde siempre hubo trabajos prácticos, evaluaciones, escritos, libros, cuadernos, y demás útiles escolares, llevo también algo más.
Algo que en realidad no está en mi mochila, sino en mi interior.
Me refiero al ENORME CARIÑO que me han demostrado MIS ALUMNOS que, como dije en algún momento, no son ex alumnos, sino alumnos, porque siempre los voy a considerar de esta manera y porque les guste o no, ya forman parte de un tramo muy importante de mi vida.

Lamentablemente cayeron algunas lágrimas en esta despedida y les pido disculpas por eso, sin embargo sé que se trata de una de las demostraciones más genuinas y las tomo así.
Lo mismo con esos recreos en que entraban al aula a saludarme y a decirme que me extrañaban, o compartiendo los cinco o diez minutos que, a diferencia de otros tiempos, podíamos tener para ponernos al día de… cualquier cosa.
Yo siempre gratamente sorprendido de que “pierdan” sus recreos para saludarme o hablar conmigo, algo que me enorgullece.
Pero sobre todo me enorgullece ver en la calidad de personas en las que se han ido transformando…
Aquellos pichones del cuento inmortal, ahora los veo como los cóndor que yo sabía que se irían convirtiendo.
Y verlos volar tan majestuosamente y seguros y con una calidez y una transparencia que más de uno quisiera poder tener, a mí me hace inmensamente feliz.

Es por todo esto, queridos alumnitos (no los nombro pero cada uno sabe a quién me refiero, no?) les pido por favor que no estén mal.
A veces en la vida hay que tomar decisiones, quizás arriesgadas, quizás inentendibles, quizás equivocadas, pero tengan la certeza de que lo hago pensando que, en este momento, es lo mejor.

MUCHAS GRACIAS POR TODO, porque como siempre dije, yo también entro al aula cada día a aprender, y ustedes me han enseñado y demostrado muchísimo durante todo este tiempo compartido.

Los quiero mucho y siempre van a estar conmigo, porque, les guste o no… ya son parte de mi vida.

Espero que sigan creciendo, sobre todo interiormente, y, obviamente, que lleguen bien a diciembre, jajajajaja.

Con todo mi corazón…

Gastón